sábado, 26 de septiembre de 2009


"Mitsuketa"


Lo único que percibo es el dolor en mi pecho y la luna brillando entre las nubes negras, difusas, corroidas por el efecto de las lagrimas. Alguien grita...alguien sacude su cuerpo y sale corriendo dejando atrás a su sombra. ¿Se trata de mí?

Muchas veces...Muchas veces....
Repito la oración muchas veces....

"Nadie vendrá por mi"

Laberintos. Las serpientes se han tragado las calles. Con lentitud comienzo a moverme.

"Nadie vendrá por mi"

Perdida, ajena a mis propios pensamientos, sigo con la plegaria que destroza poco a poco mi corazón.

"Nadie vendrá por mi"

Mientras tanto, el mundo se mueve, riendose y obligandome a reir con el.

Extiendo mi mano a la nada y espero....

"Nadie....."

Comienzo a correr una vez más. Lejos. Lejos de mi hogar. De familia. De mí.

"Nadie...."

Cierro los ojos. Con la fuerza suficiente para volverme ciega.

"Nadie...."

Hay gritos.
Hay sollozos.
Alguien me jala por la espalda.
Un nuevo grito, diferente.

-Te encontré -Susurran sus labios entrecortadamente.

En ese momento,
en ese justo segundo
...me rompo en mil pedazos.







miércoles, 23 de septiembre de 2009


Si los ojos son la ventana al alma, entonces el dolor es la puerta



Fingimos dormir con los ojos abiertos en espera de que el mundo a su vez se detenga, congelando así la marcha de aquel rostro cubierto por la neblina. Sin embargo, el movimiento continua haciéndonos perderle de vista. Lejos, esa persona ríe ante seres que no somos nosotros, les acaricia y solloza sobre hombros anónimos. Mientras tanto, nosotros seguimos soñando un mundo donde sus risas nos pertenecen, sus caricias nos recorren y nuestros labios desvanecen sus lágrimas.
Aunque, tal vez, nosotros seamos los únicos despiertos sobre este mundo durmiente. Dejando a la persona y todo lo que representa como un fantasma inventado por mentes desquiciadas, o peor aún...
Solitarias.




martes, 15 de septiembre de 2009


"Todo lo que amas se te arrebatará"


No abras los ojos, permitele creer a tu mente que se trata de una pesadilla. Una simple fase cinco en la escala del sueño. Deja que tus piernas vibren alrededor de mis caderas y se fusionen ronroneando con mi corazón. La inocencia infantil se escurre por entre mis manos colocadas en medio de tus muslos moviendose al compás de tu respiración. Finje, pretende que no has despertado. Actúa como una muñeca que se ha quedado sin cuerda.
Sabores exquisitos escondidos entre los pliegues de tu cuerpo. Leves quejidos que asemejan a una caja musical rota que ahora solo canta para mí. La piel se transforma en una cuerda sumamente tensa, esperando el momento en que sea vencida por la presión.
No me beses, mantente insipida, superficial. Un rosal mancillado por un jardinero inexperto. Marcas amarillentas guiando el descenso a tu vientre mientras mis dientes avanzan perdiendose entre la oscuridad que emana tu alma. La noche poco a poco perece, convirtiendome en un ladrón instintivo, cruel, deseoso de destruir a las mariposas que ni siquiera han tenido la oportunidad de nacer a través de tus mieles.
El dia, con suerte, desinflamará la herida dilatada y palpitante que ahora representas, tal vez incluso me permitirá olvidar tus lunares y tus labios entreabiertos
Rogaré por que la noche no vuelva a mostrarse, que la demencia diurna persista alejandome de ti.




martes, 8 de septiembre de 2009


El mundo tiene realidades distintas, pero en todas hay monstruos


Una mujer, rondando los cuarenta se me acercó. Con movimientos temblorosos me intentó decir que su hijo estaba enfermo, que necesitaba dinero (llegando a este punto cerro su mano dejando extendido aunque un poco doblado el dedo índice mientras extendía el dedo pulgar al máximo). La verdad es que me he llevado tan pésimas experiencias relacionadas con limosna que me negué inmediatamente, al hacerlo ella se aferró a mi brazo enterrandome sus uñas violetas deslavadas provocandome un dolor instantaneo. Iba a gritar, pero entonces la miré nuevamente y descubrí que estaba llorando. El maquillaje se mezclaba con ellas tranformando su color en una especie de mezcla negruzca. Lagrimas negras. Raro o no, eso me conmovió de una manera tan directa que extendí un billete de veinte pocos segundos después.
Expresar en palabras el cambio gradual en su rostro me resulta imposible. Extendió sus labios casi al mismo tiempo que sus manos por fin me soltaron dejando como unica huella una especie de marcas de dientes moradas, del mismo color que su esmalte. Me sacudió con fuerza, gritando palabras de alegría. Su cara era como una bombilla iluminada, sin embargo las huellas de las lágrimas no llegaron a desaparecer por completo.
Dispuesta a irme me di la vuelta, pero una vez más me detuvo, me dijo que su hijo querría agradecerme, por eso me pidió que le acompañase al hospital civil. Sin pensarlo respondí que sí auque algo dentro de mi me susurraba que me arrepentiría más tarde...Lo peor fue que esa voz no se equivocaría. Lo lamenté...y mucho.


Las instalaciones del hospital se parecen mucho a la de otras empresas, hay mesas, bancas, plantas verdes que intentan sobrevivir en un ambiente techado, pero, curiosamente la impresión que dan por ser órganos pertenecientes a un mounstruo moribundo las hace desprender un aroma diferente. No es desagradable pero hay algo perturbador, da la sensación que hay un ser escondido, agazapado entre sotanos, esperando entre cajas a que alguien de nosotros nos descuidemos. No sé por que tengo la sensación de que los ancianos y los niños son los primeros en distinguirle, unos ojos amarillos entre las cortinas o bajo la forma de una jeringa repleta hasta el tope de aire.


La mujer se me adelantó al traspasar el umbral. Aunque pasó por mi mente el volver sobre mis pasos ya no podía irme, tenía que conocerle, aspirar su mismo aire, observar su rostro. Ella lo sabía, por eso mismo me dejó atrás, para que yo misma tirase los dados, dejandome la responsabilidad de avanzar las casillas o perder mi turno. Aspiré profundamente, toque mi cuello levemente y me lanzé a ello solo como un ser humano puede hacerlo. Estúpidamente.


Me distraje un minuto o dos observando un altar de la virgen María que tienen ahí. Había personas apretadas junto a él, sosteniendo algunas un crucifijo mientras otras encendían veladoras. Pasó por mi mente el hecho de que eso era un insulto, ¿como es posible que en un hospital, donde van miles de personas diferentes con diversas religiones tenga en el pasillo principal a una virgen? ¿por qué no un buda? ¿por qué no una cruz invertida? ¿por qué no Nada? Dejé atrás las preguntas y mi absurdo sentido de la igualdad para alcanzar por fin a Martha, no es que ella me haya dicho su nombre, sino que el pase entrada estaba a ese nombre, por ese motivo me atrevo a llamarle de ese modo. El guardia me miró de reojo pero ella le explicó que yo era la hermana del paciente, por lo cual de muy mala gana me dejó pasar no sin antes murmurar algo que no pude escuchar.


Por raro que parezca, no sé en que piso bajamos del elevador, mi memoria nunca ha sido aguda, no obstante estoy segura que estaba viendo los numeros que indicaban la planta, pero no viene a mi mente el número en sí, solo una mancha naranja en forma de aguijón. Los doctores, asemejando almohadas blancas nos ignoraban mientras discutían entre sí un partido de fútbol al mismo tiempo que un niño gritaba en una de las habitaciones y una anciana arrastraba sus pies hacia el baño.
Al entrar a la habitación un zumbido invadió mis oidos, al principio lo notaba bastante pero no fue hasta que abandoné el lugar que noté que no desapareció en los momentos que estuve ahí. Había alguien en la cama, cubierto hasta el cuello por una sabana color beige, respiraba con dificultad, ayudado por un aparato que emitía sonidos sin cesar. Me congelé, mi cuerpo vibró y algo murió dentro de mí sin hacer ruido.


Martha me preguntó si me quería acercar pero los pies no me respondían, ignorandome entonces, avanzó hacia el lecho para besar a su hijo, sosteniendo su mano (era muy delgada) lloró por segunda vez. No supe que hacer, sentí que era demasiado tarde para arrepentirme así que yo también le seguí colocandome al pie de la cama. Fue entonces cuando reparé en dos cosas, la primera: que su hijo no era un varón sino una mujer, la segunda: que ella era muy parecida a mí.


La mujer sonrío. Y en su sonrisa vi un reflejo de la sonrisa de mi madre. Antes de poder reaccionar, la enferma abrió los ojos, miró primero a su madre para después posarlos en mí. En un principio no mostró ningún interés pero, como un rayo, sus ojos se iluminaron. Asemejando una maquina cobrando vida extendía sus manos para alcanzarme, movía su boca para hablarme. Su madre le sostenía por los hombros para que no se moviera pero era inútil. Los pitidos de la maquina aumentaron en intensidad, ella seguía intentando hablar, Martha cerraba los ojos yo quería imitarla pero no pude, me fijé en una cicatriz que la joven tenía en una de sus manos, exactamente igual a la mía.


Desperté. Mi cama (la mía, no de un hospital)y mis sábanas (rojas), me dieron la bienvenida a la realidad. Me levanté, cambié mis ropas, desayuné, di un beso a mi madre antes de partir, fui a la escuela, regresé, hice la tarea, mi cuerpo se movía siguiendo la rutina. Pero en lugar de acostarme me dediqué a escribir este sueño. Con la creencia de que si lo plasmo en oraciones, entonces, lo que sea que se adhirió a mi alma le abandonará, cambiando de huesped.


Aún puedo verme de pie ante la cama. Con la fémina estirandose para alcanzarme, intentando transmitirme algún mensaje. No pude, no tuve el talento para descifrar su lenguaje más allá del "Acercate" que escupía entre frase y frase.


¿Que hubiera pasado si en lugar de colocarme al pie de la cama lo hubiera hecho a un lado, más cerca de sus manos?
¿Que hubiera pasado si me llegaba a tocar?
¿Habríamos cambiado de lugares? ¿de realidades?
¿Ella hubiera despertado en mi cama y yo en una habitación de hospital, con la mujer horriblemente parecida a mi madre derramando lágrimas negras?
¿Si voy al hospital civil y busco...le encontraré?


No quiero saber...
Es solo un sueño y nada me hará cambiar de opinión..
Aunque las marcas violetas en mi brazo, como dientes, se rían de estas palabras.




sábado, 5 de septiembre de 2009


Lost Butterfly


No sé si elegí un buen día para escribir...pero..¿acaso existe un momento ideal para eso?

Tengo escalofrios solo de ponerme frente al monitor y tocar el teclado. Ha pasado tiempo, pero mis dedos más que resentirlo parecían necesitarlo. Las palmas frías y temblorosas. ¿no adoras ese sentimiento de emoción recorriendote entero?.
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Un laberinto, tu corazón es como un laberinto.
Mis intenciones, asemejando mariposas, huyen asustadas ante los continuos callejones.
Sin embargo, los sueños permanecen, fusionandose lentamente con sus paredes.

Algún día te podré encontrar ¿cierto?

"Solo quiero veros feliz" repito en mi mente..pero, eso es erroneo ¿verdad?
Hay tantos significados para ese vocablo como almas en este mundo...
Solo tu sabes donde esta ¿cierto? sin embargo sigo deseando por que le encuentres...

Los días que parecen inmutables, nos guían ante un futuro impredecible,

encaminando nuestras ilusiones hacia un nuevo mañana.
Estoy segura que tus alas te ayudarán a llegar al ansiado sol.
¿Me dejarás verte cuando lo logres?
A veces el terror de verme perdida me hace retrodecer,
tus palabras amargas o tu indiferencia casual derriten mis esperanzas.
Sin embargo, el sentimiento de haberos conocido es más fuerte.
Y las mariposas vuelven a remontar el vuelo, una vez más.
Incluso si estamos separados, lejos, deseo que seas feliz.
Aunque no te llegue, aunque este mensaje no te llegue, lo seguiré guardando dentro de mi.

No quiero esperar hasta estar cerca de la muerte para darme cuenta que vivir es lo más valioso que poseo, aunque mis anhelos se marchiten siempre hay un mañana por el cual luchar.

La realidad cambiante puede hacernos retrodecer, pero si nos mantenemos siendo fieles a nosotros mismos no tiene por que afetarnos. Tu me lo enseñaste.

Tus sentimientos no son los mios...es verdad, pero estas diferencias es lo que nos hace ser quienes somos y nos permiten avanzar.

Gritemos hasta quedarnos afonicos, que la luna entienda que esta sonata es para ella.

No dejes de tejer los hilos de nube llamados sueños, destruye la telaraña.

Estoy segura que esta canción llegará a ti. Las palabras frías se templaran, vibrando, a la par de mis cuerdas vocales. Los buenos momentos se conjugan con los dolorosos y los tristes haciéndonos más fuertes.

Jamás os olvidaré, nunca abandonareis mi corazón.