Princesa

¿Por qué no me puedo arrancar de tajo esta sensación que me pulsa en las entrañas?

Me duele, se me revuelve.

Odio mi condición humana, la necesidad de la palabra como método de ensamble con el otro. El "hola" forzado, el "adiós" inevitable, la despedida que no llega a culminarse. Tan sangrante como primer período. Labios que sangran y no cierran porque orgánicamente es imposible.

Quítenme este afecto que no se pudre. Quítenme la lealtad que persiste ante la indiferencia. Por favor...por favor...

Grito entre líneas, berreo a través de párrafos dolorosos disfrazados de lo absurdo.

Soy Max
Soy Mary
Soy yo
...Pero -tú- nunca seré.

Alzheimer

He descubierto que lo terrorífico no es que se pierdan los recuerdos...
Sino recordar (yrecordaryrecordaryrecordaryrecordar) mientras todos olvidan.

La introspección es un pez globo que se me ha encajado en el pie. Regordeta. Respirando apenas. Con sus ojos marinos fijos en algo que no soy yo. Espinas que la marea inunda de sal. Arde.  Mi locura es roja, con aroma ferroso, me desangro. Me desangro a vocablos inteligibles. Y ese pez que me mira sin mirarme, recordándome que yo también soy pez. Pez que se encaja en el pie de otro.

Cojos de por vida.

Vestido

Ella, en las piernas, tenía cardenales.
No de esos de tonalidad morada, que casi parecen un beso que se ha quedado atrapado entre venas y piel. No. Tampoco como los rojizos, puntitos carmesí que si los unes forman palmas abiertas en medio aplauso. No. Menos amarillos, amaneceres infinitos entretejidos en dermis. No. Verdes jamás, ni ríos cuyo cauce se estanca en el límite del golpe a puño cerrado. Silenciosos, arañaban mis pupilas en un intento porque les tomara conmigo, escondidos entre mi par de iris. Había súplica, un ruego cafesoso, a medio latido, un susurro animalesco que se diluía entre los poros. Casi podía sentirme rasgándole la piel, llevándome los moretones entre las uñas. ¿Tendría aroma? ¿Sabor? Quizás, si le pasara la lengua por encima, ésta se me volvería café....

-Ya no se quita -dijo ella percatándose de mi mirada. -Nunca.

El moretón se alejó. Ella junto con él.

 



De muertos vivientes

-Tómala con fuerza. !Con fuerza dije! Usa la mano derecha, tienes que respirar profundamente. Eso es, el secreto es la respiración. Sólo tienes una chance. Una sola bala ¿entiendes? Una sola maldita oportunidad.
-A la cabeza ¿no es así?
-Buena niña, sí, a la cabeza.
-....
-Dispara

A la cabeza.