sábado, 31 de marzo de 2012


Eva




Se llama Eva. Nuevo espejismo encarnado en mi desierto. Duerme, junto a las otras, todas alineadas como botellas de champaña. Yo, desorbitado catador, pruebo de una por una las almas inexistentes hasta embriagar al músculo que late.

Eva y ya. Sin apellido amargo que reduzca el sabor a maple que se le desprende del vientre. Su irrealidad me aguijonea tenebrosa, viuda, inconsolable; sus jugos no son otra cosa que insecticida disfrazado de memorias, de abrir y cerrar de muslos.

Eva: goce manual ilusorio, camarera virginalmente abierta, aguardando por el embiste del miembro que no poseo y sin embargo, pulsa.

Le contemplé vorazmente, al filo de su abismo, grabando en detalle cada gesto, diente, poro y dedo. Así nació Eva, así murió Eva; incestuoso amor inconsumable y aún así, compulsivo.

Eva, mil veces Eva.

Eva eres tú. Siempre tú.




lunes, 26 de marzo de 2012


Suicidio Platónico




Mugre yo. Revuelto en el asco del otro. Pútrida necesidad doliente hacia la continuidad rutinaria.
¿Por qué no me he colgado en el baño?. Azul tu rostro, azul mi alma desairada. Bultos, ausentes de oxígeno pero a rebosar de martirio aniñado. Despertares que no son otra cosa que dormires encubiertos. ¿Sigo respirando?. Y la sonrisa que no se deslava, que se corre entre mi rostro hasta caer, inerte, en las baldosas. Corta los hilos. Deja de hacerme creer que te importa...

DISPARA




viernes, 23 de marzo de 2012


24




Y se vuelve descomunal, un arrecife entero de sueños rotos que le rasgan a uno los pies. Las horas transcurren, y yo, vacua e indiferente, les permito morirse en favor no ya de su muerte, sino en presagio de la mía. Esa es mi colección: miles y miles de cadáveres invisibles, hediondos y en rictus amoroso perpetuo, como recordatorio de lo que ya fue y sigue siendo.


No hay manera; o sigues o no sigues. O respiras o te aguantas la respiración. Lo demás son solo lamentos conjurados a un viento sin oídos, es el resquebrajamiento a modo de agua en los ojos y dolores cardíacos. Ciclos que van más allá de mi efeméride.


En cada Marzo viene la conciencia, la noción de mi estado humanoide y mi condición repugnantemente femenina. El sangrado que no emana de por entre mis piernas sino de las conexiones sinápticas hartas de pulsar.


Duéleme cuerpo, arde todo tú, demuestra que aún hay algo que siente, que vibra, que se regodea. Algo que vive.


…Algo con veinticuatro volúmenes de oxígeno.




martes, 13 de marzo de 2012


Aícul 2 / O una de mis muertes.


Yo sabía que me iba a morir, y aún así acudí al encuentro de la mujer verde.
Ella, ignorante de mi estado, se dedicó a lo de siempre: comentarios acertados, opiniones directas, las palabras "...o no se si es mi imaginación" plagando el final de sus frases.
Espié su reflejo con la esperanza ínsipida de prolongar mi aliento, provocando lo contrario.
Nadie le dijo, nadie pudo decirle que no me dirigiera la palabra, que contuviera su camaradería hiriente.
Yo no la detuve, me mantuve al borde de mi silla, con la vista fija en el cristal que remedaba una representación burda de su persona.
Entonces, para deleite de mi anhelo suicida, lo hizo...
Me miró, y con la muerte anunciada en el borde su voz, me habló:
Algo de Julio Cortazár, algo de "lo irreparable", para antes del algo número tres mi respiración ya había cesado.

Ella no se dio cuenta....
El luto, lo cargo yo.




domingo, 11 de marzo de 2012


Multiverso


....







miércoles, 7 de marzo de 2012


Aícul / O de como a ella le doy igual.


Antes del enamoramiento, llegó el verde...

...El verde de sus letras, el verde de sus manos, el verde de su mirada desde detrás de las gafas, el verde de su tristeza escurriéndose por entre sus poros.

...El verde de mi envidia hacia los que pueden hablarle, mis verdes intentos por acercarme a ella, el verde de mis notas anónimas enclaustradas en sus obras líricas.


El martes me sonrió. Me sonrió con la ignorancia de aquél que no sabe que cuando te disparan...sangras.


Para cuando me di cuenta de la lesión directa al miocardio, yo ya estaba loco por ella.





viernes, 2 de marzo de 2012


Marzo // O el arte encubridor del verbo


Pienso.
Y en ese pensar, me diluyo.




...Y en ese pensar, perezco.