Sueño Impuro

Había música, melodías que me recordaban al Dios que le rezas, me impedía el acercamiento, bloqueaba mi voz, la dejaba morir sin que diera indicios de haber existido.

Personas, todas conocidas por ti, solo una relacionada conmigo. Curiosamente, ésta última desapareció de improviso, un fantasma que ni siquiera se tomó la molestia de despedirse.

Roces fugaces, casi inexistentes; sin un aroma en particular. Un sofá y una televisión en medio de la calle. Programas infantiles que sólo pululan en esa realidad.

El acto final, una intromisión permitida de corta duración. Cierro los ojos pero sigo observándonos desde fuera. Hablas, te entrometes en mis silencios. Justo cuando mis labios comienzan a abrirse para decirte algo..palabras que te alcancen. Cuando infrinjo esa regla que desconozco... Despierto.

Mi corazón latiendo apresuradamente, quizás en busca de una huida del espacio onirico; produce el efecto contrario. No puedo dejar de regresar a él.

Porque el desamor es esperanza, sueño, fe. Es inspiración y musa. Soy yo. Eres tú.

¿Es un fantasma? ¿Una representación de nuestros miedos inconcientes?
¿Acaso esa noción de "ser y estar" esta vez no en forma de un grillo con voz curiosa sino de heridas abiertas?
¿Un espejo? ¿Un grito proveniente de una garganta sangrante?
¿Que puñetas es esto en mi pecho?

¡Knock knock! -Retumbó.
¡Crash Crash! -Se rompió.
Y sin sonido alguno devoró los fragmentos de mi alma sin dejar de sonreirme.

El psicoanálisis y el conductismo no se llevan

Me duele, el pecho me duele de nuevo. La lluvia sigue fuera y dentro de mí, puedo escucharla arrastrándose por los zurcos de mis cicatrices, humedeciendo mis heridas, remarcándolas. Las letras de cartas del pasado se han convertido en pequeñas hogueras que no logro apagar, por más que lloro, por más que me muevo.

Es curioso cómo las personas a mi alrededor suelen irse, cómo...una a una, caen al precipicio empujadas por mi o por sus propios pies. Esas frases de afecto que me dedicaban se han marchitado, y de repente, ya están en otros caminos lejos de éste. Quisiera ser más fuerte, tener la entereza para seguir sonriendo aunque los demás me den la espalda. Hay momentos...(este, justo este) en los que siento que voy a explotar, que ya no quiero confiar...que ya no quiero ser lastimada. Instantes en los que me quiero rendir de una maldita vez, abrirme las muñecas e ir al sitio donde está Beatriz, ese lugar donde no se siente nada. Absolutamente nada.

Estoy harta de las dos caras, del hecho de que no se pueda ser honesto para variar, el que se critique mi conducta para después ellos practicarla. Me rindo..me rindo!!!! ¿me oyes?

Y aún así me sonríes. Y aún así me abrazas, me dices que te quedaras conmigo.

Sin muecas de asco me sostienes con ambas manos.

El precipicio me observa, se ríe, se regodea.

Pero, después de todo. Creo que tomaré tu mano y confiaré. Una vez más.

Una vez...

Que las hogueras ardan. Yo me pongo de pie.

Doy amor como un loco, a esta parcela donde antes no había nada de nada...

Te lo dije ¿No es así? Tarde o temprano, terminaría encontrándote en la realidad onírica.

Recuerdo pocos detalles. Mi cuerpo ubicado en la parte de atrás del automóvil mientras mi madre se dedicaba a conducir. La ventana mostrandome paisajes conocidos de la ciudad. Manteniendo la misma velocidad discurríamos por calles y avenidas. Mi mente continuamente se estrellaba contra el cristal. Y entonces, por fin, te veía a ti. No me notaste, muy a pesar de que intenté que lo hicieras. Seguiste tu camino, sin siquiera darte cuenta. La vista fija, pérdida en tus sueños, lejos de mis aspiraciones. Casi tan rápido como ocurrió, tu silueta se derritió y el mensaje que escribiste para mí se desdibujó en la pared. Si, un sueño tonto...

Un sueño bastante parecido a la realidad.

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¿Por qué es tan importante?

Voy a demostrarte... Voy a darte de lleno en la cara...

El amor no es una necesidad, es libertad.

Jodida Libertad.

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Si te despiertas... Voy a desaparecer...

El corazón clama primeramente por el placer

Latiendo. Un compás que no podemos reproducir. La vida se escapa por nuestras cuencas, deslizándose lentamente hasta acabar en el suelo, en esa misma tierra que pisamos con las suelas.

¿Cuántas veces amaremos en este plano?

¿Cuántas veces pereceremos en él?

Si tal vez tuviesemos más oportunidades, entonces podríamos fingir que este escenario no nos importa en absoluto. Podríamos pretender que las decisiones pueden ser delebles.

Con los ojos cerrados caminamos por senderos de los que imaginamos el paisaje. El contraste que existe entre nuestras ensoñaciones y el mundo real es abrumadoramente doloroso, punzante; tarde o temprano nos tocará enfrentar a nuestro propio monstruo. El fin del camino... carece de señal o aroma.

Dejemos caer los puños, abramos nuestro pecho con la certeza de que será lastimado; no en una, sino en miles de oportunidades. La vida, esa vida que se arrastra, ese ardor que jamás se opaca, terminará por consumirnos desde dentro.

¿Y qué si eso sucediese? Pereceríamos cubiertos por las llamas, resplandenciendo en esta dimensión donde la mayoría ya se ha apagado. Ardamos! Demos algo de nuestro interior, una prueba de que en algún punto tu y yo estuvimos aquí.

Danzando en la hoguera de nuestra propia degradación.

Para ti, que ni lees ni conoces este blog; y que no tienes la menor idea de cuanto me haces sufrir.

En la calle.

Trago saliva. Mis ojos se empañan unos segundos. No quería regresar a casa. Mi garganta se seca al igual que mi alma. Mi corazón susurra: "Humanos" con un deje despectivo. No logro contacto visual. Algo muere... algo muere sin siquiera mencionar su nombre .

En mi casa.

Volví. Regresé aunque no deseaba hacerlo. A mi rutina. A mi vida. A mi suicidio.

A quien engaño. No tengo talento.

La musas han pasado de mi.

La depresión del joven literato

-No se a donde voy a parar...
-Vamos a parar, eso es lo puñeteramente genial, tu y yo, algún día... vamos a parar...