miércoles, 9 de septiembre de 2015


Llueve


Había una vez un pozo mágico.
Éste pozo tenía el poder de quitarte la tristeza si depositabas tus lágrimas en él.
Un día, el pozo se lleno de lágrimas y ya no podía recibir más de ellas.

La gente, espantada, se puso enseguida a cavar otro pozo para poder llorar en él.

Y el pozo mágico se ahogó entre lágrimas ajenas y propias. Sin que nadie se diera cuenta.