viernes, 25 de noviembre de 2011


"You can't touch such beauty..."



En el país de los muertos vivientes fue encontrada una camioneta con veintiseis cadaveres dentro.
Todos muertos, sin lenguas, apestando a pino y vísceras.
Nadie se sorprendió por el número par sino por que ninguno se levantó...
Parece ser que hasta los zombies se hastían de regresar.
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Yo me hastío también.




domingo, 20 de noviembre de 2011


"El que camina al lado"


"El que ve a su doble es que va a morir"

¿No me digas?
El que ve al doble de otro es que va a -lógicamente-; pues a morir igualmente.
...Bonita fregadera.




jueves, 17 de noviembre de 2011


Imbecilidad Transitoria






Estás repugnante, totalmente asquerosa, llena a rebosar de esperanzas y aires misteriosos cual nubes de tormenta.

Yo, sin paraguas, mirándote fijamente, espero por el momento en que comiences a llover.

Pero nada pasa, la música se detiene y tú te vas con tu precipitación a otro lado.

Una parte de mí, en forma de capricho, asesina a esta metáfora; quedándome así, literalmente: seco.




miércoles, 9 de noviembre de 2011


Minificción




Lee como quieras, omite lo que desees y quédate con lo que te baste.

De Aves
Ella lo visitaba todos los días. Sin importar cual fuese el clima se presentaba en el umbral de su casa, se acomodaba la falda –invariablemente falda- y daba tres toques sonoros a la puerta. El abría siempre con gesto cansino y sonrisa lastimera, le dejaba pasar más por costumbre que por deseo; se desnudaban ritualmente diez minutos después de terminar con el postre, no hacían el amor; fornicaban manteniendo los corazones perpetuamente intactos. El cuatro de Abril tuvo suficiente; sentía su alma cariada cual muela infectada. Un vecino le dio la idea: Un espantapájaros sería la solución.
Lo construyó en tres horas y lo colocó en diez minutos. Al día siguiente ella acudió nuevamente, pero, esta vez, en lugar de acomodarse la falda y aporrear la puerta, fijo la vista en el espantapájaros. Segundos después la mujer huyó como cuervo asustado. Él nunca volvió a saber de ella.

Ignorancia es Bendición
“Ser princesa no es cuestión de genética.”
Esta creencia llevó a Sonia a entrenar arduamente desde pequeña para convertirse en parte del gremio real: Leyó únicamente cuentos de hadas, se picó varias veces los dedos con una rueca, evitó las manzanas, se calzó infinidad de zapatillas de cristal, durmió casi toda su vida sobre tres colchones con un puñado de chicharos bajo ellos, nunca se cortó el cabello, únicamente vistió con vestidos, solía regresar a casa antes de medianoche…
Si hasta se casó con un Príncipe.
Si, así se llamaba su marido… Príncipe.

Temporada de conejos…
Ese día se calzó sus zapatos favoritos; sus manos arrugadas y artríticas amarraron las agujetas con lentitud expectante. Su lengua, regordeta por el pasar de los años, no deja de sobresalir por entre sus labios cada vez más diminutos. Salió a la calle con su mejor traje, ese con el que lo condecoraron por sus acciones heroicas durante la guerra. A paso lento pero seguro discurría por las callejuelas saludando a todos al pasar. Entró, como quien no posee interés, en la tienda de artículos de caza no sin antes leer el letrero pegado a uno de los grandes vitrales: “HOY INICIA LA TEMPORADA DE CONEJOS”
El sonido de la campanilla repiqueteó por el silencioso lugar despertando al empleado. El viejo, mientras tanto, recorriendo los anaqueles con gesto aburrido, recogió una caja grande de madera, una regla de metal y una soga de longitud estándar. El empleado, al recibir la mercancía y sospechando de las intenciones de caza del anciano, notó que a éste le hacía falta un producto esencial para la actividad.
-Planea hacer una trampa para conejos ¿cierto? Le falta el cebo… Si no coloca nada bajo la caja, nada va a picar.
-Pero si ya tengo en casa una bolsa de llena de peluches. –Contestó con desgana.
-Con eso no atraerá conejos –Replicó el empleado.
-Pero a niños quizás si –Afirmó el anciano mientras pagaba el importe exacto de la cuenta. Se marchó silbando.

Típico
Erase una vez una madre preocupona. De esas que mandan a sus hijos a la escuela con tres suéteres de cuello de tortuga y cuatro bufandas. Una mujer que hierve tres veces el agua antes de dársela a beber a su vástago. Ésta madre tuvo únicamente un solo hijo, el cual creció amarrado a los brazos ásperos pero igualmente maternales de su progenitora temblorosa. Un sábado, diez días después de cumplir diecisiete años, el hijo fue descubierto por su madre escuchando música a todo volumen danzando como mandril y los ojos inyectados en sangre.
-Hijo –Escupió sobre su cara -¿Por qué tienes los ojos rojos?
El adolescente, decidiendo replicar con honestidad se limitó a susurrar:
-Estaba fumando mariguana ma…
-Ah –Respondió aliviada su madre –Por un momento pensé que te pusiste a cortar cebollas otra vez, ya sabes que no me gusta que uses cuchillos cuando no estoy.

Apocalipsis
Les dijo a todos que era el fin del mundo. Lo gritó a todos los vientos y a las orejas dispuestas a escucharle. Pintó carteles y rentó camiones con megáfonos. Asustaba a los demás con imágenes horribles sobre los demonios y las catástrofes que se avecinaban, les dijo que sus hijos morirían en dolorosas convulsiones mientras que las madres estaban destinadas a observar el acto hasta que sus ojos explotasen. Mencionó el alto riesgo de que nadie volviese a sentir un orgasmo y la probabilidad de ser devorados por los colmillos de seres salvajes.
Salía a las calles para pregonar sobre el horror de los monstruos saliendo de los armarios y las suegras mutando en masas gelatinosas. El mundo, asustado, tomo la decisión de suicidarse y el hombre, ahora solo, celebró su plan malévolo para conquistar la Tierra.

Muerte Afónica
Dios dijo: Alaben al verbo, por que el verbo soy yo, mientras el verbo viva, yo viviré en ustedes.
La humanidad entera calló, y en su silencio, Dios pereció.

Bufanda
Todos alabaron la tonalidad rojiza de la bufanda perteneciente a la joven que parecía dormir. Nadie se dio cuenta que alguien había cortado su cuello y su sangre había terminado expandiéndose por la tela.

Creencia
Los niños se empeñan en creer en fantasmas, seres colmilludos y hediondos trols para que a los seres humanos no se les adjudique el mote de monstruos.

Deseo Infantil
El niño devoró la sopa de estrellas, para que a su estómago se le cumplieran infinidad de deseos.

Digestión
El hombre devoró a la mujer de un solo bocado creyendo que eso bastaría para deshacerse de ella. Con lo que no contaba es que la mujer optaría por comerle desde dentro.

Primer Beso
Desnudas, frente a frente, abrieron las piernas y con los muslos mutuamente sujetos, juntaron sus húmedos labios.

Fetiche
La mujer fetichista adoptó a Pinocho, sentándolo en una silla le acomodó el rostro entre sus piernas y le susurró todo lo seria que pudo: “Ahora si, miente”

Onírica
Se enamoró del hombre de sus sueños, por lo cual ella siempre estaba durmiendo; una tarde, se compró un frasco lleno de sedantes, se los zampó con coñac barato. En lugar de dormir, murió de sobredosis y en el mundo onírico el hombre de sus sueños le veló por una semana entera.