martes, 13 de marzo de 2012


Aícul 2 / O una de mis muertes.


Yo sabía que me iba a morir, y aún así acudí al encuentro de la mujer verde.
Ella, ignorante de mi estado, se dedicó a lo de siempre: comentarios acertados, opiniones directas, las palabras "...o no se si es mi imaginación" plagando el final de sus frases.
Espié su reflejo con la esperanza ínsipida de prolongar mi aliento, provocando lo contrario.
Nadie le dijo, nadie pudo decirle que no me dirigiera la palabra, que contuviera su camaradería hiriente.
Yo no la detuve, me mantuve al borde de mi silla, con la vista fija en el cristal que remedaba una representación burda de su persona.
Entonces, para deleite de mi anhelo suicida, lo hizo...
Me miró, y con la muerte anunciada en el borde su voz, me habló:
Algo de Julio Cortazár, algo de "lo irreparable", para antes del algo número tres mi respiración ya había cesado.

Ella no se dio cuenta....
El luto, lo cargo yo.

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