viernes, 23 de marzo de 2012


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Y se vuelve descomunal, un arrecife entero de sueños rotos que le rasgan a uno los pies. Las horas transcurren, y yo, vacua e indiferente, les permito morirse en favor no ya de su muerte, sino en presagio de la mía. Esa es mi colección: miles y miles de cadáveres invisibles, hediondos y en rictus amoroso perpetuo, como recordatorio de lo que ya fue y sigue siendo.


No hay manera; o sigues o no sigues. O respiras o te aguantas la respiración. Lo demás son solo lamentos conjurados a un viento sin oídos, es el resquebrajamiento a modo de agua en los ojos y dolores cardíacos. Ciclos que van más allá de mi efeméride.


En cada Marzo viene la conciencia, la noción de mi estado humanoide y mi condición repugnantemente femenina. El sangrado que no emana de por entre mis piernas sino de las conexiones sinápticas hartas de pulsar.


Duéleme cuerpo, arde todo tú, demuestra que aún hay algo que siente, que vibra, que se regodea. Algo que vive.


…Algo con veinticuatro volúmenes de oxígeno.

1 comentarios:

Blogger Kouji ha dicho...

Un sincero pésame (o felicitación) por tu cumpleaños. El día de hoy una pequeña porción de tu vida ha sido consumida y transformada en cenizas; que se atiborrarán en forma de recuerdos en tu cerebro.

Te quiero.

25 de marzo de 2012, 13:27  

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