Imbecilidad Transitoria
Estás repugnante, totalmente asquerosa, llena a rebosar de esperanzas y aires misteriosos cual nubes de tormenta.
Yo, sin paraguas, mirándote fijamente, espero por el momento en que comiences a llover.
Pero nada pasa, la música se detiene y tú te vas con tu precipitación a otro lado.
Una parte de mí, en forma de capricho, asesina a esta metáfora; quedándome así, literalmente: seco.
2 comentarios:
¿Quién es?
No lo sé. No le pregunté. Y ella no quiso decirme.
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