sábado, 24 de enero de 2009



Otro día más sumergido en el asfalto. Dejando como única prueba de su existencia nuestros inexactos recuerdos. Me pregunto si existe algun sitio en donde los deseos se transformen en música. Una melodía fuera de tono, desafinada y repleta de errores. Una melodía cálida. Un nido de mariposas.

Tal vez los restos de nuestros sentimientos se fusionen en el oceano. Creando peces de colores. Que sin palabras se relatan entre si todo aquello que han vivido. Burbujas que nuevamente suben a la superficie para desaparecer al contacto con el aire. Y es así, que cuando la brisa acaricia nuestro rostro, podemos percibir, inexplicablemente, una ola de calidez o melancolía tan fuerte que nos detiene en seco. Fragmentos de algún corazón que jamás conoceremos, pero que por un segundo hicimos nuestro.



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