lunes, 24 de septiembre de 2012


Pro-logo


Ama al prójimo no como a ti mismo, sino como la versión de lo que no eres y persigues. Ama al prójimo de sonrisa desdentada y caparazón rugoso, de encanto casi tortuguesco, inmundo.
Saluda con todo tu corazón al trotamundos hediondo a podredumbre que, de lejos y de perfil, se parece un poco a ti. Con la diferencia de que él aún mantiene los sueños frescos, mientras los tuyos se derriten en el parabrisas de un coche que ha dejado de arrancar.
Y ama a la prójima que de pronto te grita improperios vestida de rojo deslavado, y con ojos felinos, hambrientos, se pone a rasgarte la piel en búsqueda del tesoro que guardas en las entrañas.

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