jueves, 26 de julio de 2012


Inconcluso




La calle se extendía como lengua sedienta, en la superficie danzaban vapores producidos por la mezcla del sol y la humedad que provocaban a la vista la ilusión de inestabilidad, de falso movimiento; pero esto a la Niña le encantaba, fijaba su mirada en el horizonte a la espera de que sus ojos cansados le dieran esos espejismos neutros, sin implicaciones, meras ondas transparentes que le hacían olvidar la mano sudorosa aferrada a la suya, brazo que le empujaba a otogarle total atención a los pies, pequeñitos a comparación de los de Padre: negros y monstruosos. "Si tiene extremidades de monstruo, entonces es por que su corazón también lo es"- pensó- "Entonces yo también lo soy"

Padre se detenía en cada puesto de antiguedades, miraba el interior con gesto ansioso -frunciendo la nariz, apretando los labios y resoplando con fuerza- para después seguir halandole el brazo continuando con la peregrinación.

-¿Qué buscamos? -Se oyó preguntándole
-A mamá.

Si, era eso. Desde hacía mas de seis meses que, todos los días, hacían el mismo recorrido por la calle 54.

-Pero -Replicó -Mamá...Mamá está...está... mu muer...

Muerta. Díselo. Díselo.

-Vive. Está atrapada en una estatua o figura o cuadro o que sé yo. ¿Qué no lo sabes, niña? Cuando las personas se suici..se lastiman a sí mismas, a su alma la atrapan y la encierran.
-¿Quiénes?
-Los malos

La imagen de una mujer de cuyas muñecas brota un espeso líquido rojo se cuela por entre las cuencas de la Niña, la ahuyenta mirando al sol directamente, hasta lastimarse.

-Los malos -Repite Padre por lo bajo -Los malos...

"¿Cuándo enloqueciste?"
"Alguien tiene que cargar con el dolor, niña"

De repente, algo llama su atención; en una de las tiendas se deslliza una oruga azul por el suelo. Una oruga que conforme la Niña parpadea, crece. Sin pensarlo se suelta de la mano masculina y echa a correr todo lo que sus piernas le permiten. Se coloca frente a la oruga y le mira crecer...crecer...CRECER...
El animalito le ignora, continua con su crecimiento como si fuese tal cosa, lo más normal del universo. La Niña llega a creer que ella es la que se está encogiendo, confundida busca con la mirada a Padre pero ya no le encuentra, sin asustarse, extiende una de sus manos hasta el insecto, pero antes de tocarlo éste comienza a dar convulsiones, a chillar y golpearse con sus patas.

La oruga se ésta ahogando.

Niña aferra el rostro -lo que piensa que es el rostro- del bicho acercándose todo lo posible a su hocico. Teniéndola así, tan cerca, recuerda a su Madre y lo dicho por su Padre enloquecido por la pérdida.

-¿Madre? -Le pregunta a la oruga en voz baja.
En respuesta solo obtiene chillidos.

Tiene que salvarla. Tiene que darle aire. Abre su boca y la une con la de la Oruga. Sopla y sopla y sopla sin hacer otra cosa. El insecto se queda quieto, recibiendo el oxígeno. Sopla. Sopla. Sopla. Sopla para siempre.

Ya no puede dejar de soplar.
En cuanto deje de hacerlo... entonces la oruga... entonces Madre....

Despierto, y con la lucidez, abandono a la Niña a su suerte sin que nadie pueda terminar su historia.
....
Por favor, tú no despiertes...sino...sino... ¿quién terminará la mía?
....

1 comentarios:

Blogger Kouji ha dicho...

Si ella deja de soplar...

26 de julio de 2012, 18:43  

Publicar un comentario

Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]

<< Inicio