lunes, 30 de julio de 2012


"Everybody is a book of blood; ; wherever we're opened, we're red




Los muertos deambulan por sus propios espacios.
Infalibles líneas invisibles, como hilos, que separan su mundo del nuestro. Atraviesan las tierras baldías detrás de nuestras vidas, pegados los unos a los otros, soportándose por que no hay remedio. Sus quejidos y latidos pueden escucharse en los lugares rotos del mundo, por entre grietas producidas por actos de crueldad, violencia y depravación. Puedes ver a los muertos cuando el corazón está a punto de estallarte, cuando algo dentro tuyo se rompe sin remedio, entonces, solo entonces, lo que debió ser invisible se presenta ante tus ojos con toda claridad.
Pero, a veces, ocurre al revés:
Los muertos intentan ingresar a nuestro espacio por entre estas intersecciones, se desbordan luchando por penetrar en nuestro mundo. Se vuelven densos hasta que sus voces son tan estridentes que a los vivos no les queda otra cosa que mirar, y cuando lo hacen, la puerta se abre permitiendo el ingreso por un período corto de tiempo.
A esto se le llama el mes del fantasma hambriento.
Por que, sabes, los muertos nunca dejan de tener hambre.
Nunca.
_______________________________________________________________________________
1.0

-Hey, pequeño, ¿te gustan los fantasmas?
El niño, al escuchar la voz grave por detrás de su cabeza se sobresalta, después, al recordar que el libro que sostiene entre sus manos es acerca de monstruos y espectros la pregunta le cobra sentido. No contesta. Asiente.
-¿Sabes, entonces, qué mes es este?
-El mes del fantasma hambriento
Lo dijo sin pensarlo, con la misma entonación con la que diría: "Hoy desayuné pan con mermelada".
El hombre, por su parte, sonríe.
-Exacto. Hasta sabes el nombre completo. Muchos solo le dicen: Mes de los fantasmas. -Su mirada revolotea del rostro del niño a la calle varias veces antes de continuar -Por eso es que las personas colocan frutas, velas e inciensos en las banquetas, para que los espíritus estén tranquilos, se alimenten y no hagan daño a los vivos. Pero...
El hombre se le  acerca hasta casi estamparse en su nariz. Había algo raro en todo aquello, pero aún no lograba dar con él, era como si se le estancase en la garganta. Observó su alrededor, pero solo había libros, eso y la cara del hombre que le cubría medio campo de visión.
-Pero, esas ofrendas no son suficientes. ¿Sabes qué es lo que más les gusta comer?
Negó con la cabeza justo en el segundo en que se dio cuenta de lo que andaba mal: Ese hombre no tenía respiración.
-Niños

La boca se le desfiguró dando paso a un cúmulo de colmillos, la piel se le oscureció volviéndose parecida a la de los reptiles, las manos, ahora garras, se extendían hacia el cuello del pequeño. Cada vez más cerca. Cada vez más cerca...
El niño no gritó en ningún momento. Ni cuando le rasgó la garganta, ni cuando le devoró la mitad de su cara, ni cuando cayó al suelo.
Ni un solo ruido. Estaban en la biblioteca despues de todo.
__________________________________________________________________________

2.0

Helga no se sentía bien.
Le dolía el estómago horrores. Sentía como si una serpiente le estuviera hincando los dientes desde dentro. Había ingerido no una, sino por lo menos cinco pastillas analgésicas cuyo efecto aún no percibía. "De seguro esa serpiente se las comió todas" Se dijo a modo de burla.
O puede que siga muy hambrienta
Ese pensamiento ya no le parecía tan gracioso. Lo espantó con un té de canela y unas galletas que había en su alacena. Trató de pensar que era lo que había ingerido que le causaba tanto dolor pero su mente, nublada por el dolor, se rehusaba a cooperar.
Tu también estabas muy hambrienta. ¿Lo recuerdas?
No. No recordaba. Con trabajo podía distinguir que día era hoy: Martes, el primer martes del mes del fantasma...
..Hambriento
Su estómago gemía de dolor, la serpiente parecía hacerse más grande conforme transcurrían los minutos; pronto, sintió como su vientre rugía por expulsar su contenido. Sus pies le guiaron hasta el baño donde apenas tuvo tiempo de inclinarse hacia el inodoro antes de que algo blanco salpicara dentro.
Parecía un hueso.
Tenías tanta hambre Helga...
Blanco. Duro. Pequeño.
Tanta, que te comiste esa naranja que estaba en el cuenco, al lado de una casa.
Era un hueso.
Su estómago seguía rugiendo.
Justo en este mes, diablos Helga, ¿eres estúpida o que?
Esta vez sintió como su garganta se obstruía un momento antes de expulsar un nuevo fragmento de hueso.
Parecía un dedo.
¿Cuantos huesos...
Parecía humano.
...poseen las personas?
De su boca seguían brotando pedazos blancos, cada vez más grandes.
¿Cuál es el hueso más largo del ser humano?
¿Qué pasará...
El fémur.
...cuando ese hueso intente salirséle por la boca?
Su estómago continuaba purgándose.
Los huesos no dejaban de salir, rasgando a su paso diversos órganos.
¿Qué pasará....

Fue la última naranja que Helga saboreó en vida.

0 comentarios:

Publicar un comentario

Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]

<< Inicio