domingo, 4 de mayo de 2008


Beso de buenas noches


Mode: ......
Frase: "Volveré a nacer, por ti. Volveré a nacer, por mi" (Clover)
Leyendo: Crepusculo


Había una vez, en un lejano país ubicado más alla de las montañas que puedes vislumbrar desde esta ventana, una familia bastante peculiar. Antes de que me preguntes la razón de que haya utilizado ese adjetivo, promoviendo de esa manera una serie de cuestiones que convertiría este cuento en una simple entrevista, te explicare mis motivos de la manera en que acudan a mi lengua.

Existía una niña, una pequeña cualquiera, puedes imaginarla como quieras, no te coloco barreras. Su madre falleció al dar a luz ya que su cuerpo era sumamente debil y propenso a las enfermedades, fue una mujer que decidió dar su vida por aquel ser al que jamás vería crecer ni reir una sola vez, pero que a pesar de eso lo amaba con todo su corazón. No estuve en el parto así que desconosco los detalles de su muerte, pero algunos testigos me han relatado que su rostro era sumamente apacible y reflejaba una amplia sonrisa, de esas especiales que expresan una mezcla de felicidad con amargura al mismo tiempo. Única, como muy pocas. Yo solo he visto una así durante todos los viajes que he realizado, gesticulada por una anciana guru venerada a un tiempo, temida en otro por el pueblo que...

Pero concentremonos con la historia, tal vez, si aún no estás dormido para el término de esta ni tus parpados te pesan demasiado entonces podría comenzar con aquella, mientras tanto, prosigamos antes de que se haga tan tarde que incluso mis palabras tengan que marcharse a descansar.

El padre entonces se encargó de los cuidados del bebé, trabajaba en tres puestos diferentes para poder cubrirle las necesidades básicas y algunos caprichos. Es así que pasaron dos años, al compas de llantos, cambios de pañal, palabras nuevas, caídas, risas, noches insomnes y juegos infantiles. Un día inesperado, la pequeña desarrollo una enorme fascinación hacia las aves, no había preferencia por color, tamaño ni canto, simplemente le gustaba verlas volar, atravesar el aire. Adoraba sus ojos, sus picos, sus alas y su manera de caminar utilizando ambas extremidades a la vez.

Para sorprenderla en su cumpleaños número tres, el hombre decidió capturar unos pajaros para ella. Así, que muy temprano en la mañana tomó una soga, pan molido, varias cajas y una hermosa jaula dorada que serviría como nuevo hogar para los inquilinos que estaban proximos de ocuparla. Una vez en el bosque tardó exactamente seis horas veinte minutos dieciocho segundos en capturar una pareja de petirrojos, esto claro, si ignoramos al mapache rabioso, la ardilla muerta y el zorrillo que se mostró bastante amistoso al final. Tal vez tengas la duda de como sé lo que pasó, pues bien, te diré que yo me encontraba escondido observandolo desde un lugar retirado, la verdad es que me causaba bastante curiosidad los aspectos relacionados con ellos.

Viendolo hacia atrás, creo que si yo hubiera actuado más rápidamente momentos después, entonces este relato no hubiera ocurrido. El padre una vez que colocó dentro de la habitación de acero a las aves aprovechó para recoger algunos frutos de los árboles y preparar una tarta para tan especial fecha, así que con movimientos torpes comenzó a subir por los fragiles troncos que se doblaban bajo su peso, crujiendo a manera de advertencias que fueron totalmente ignoradas. Ya para entonces yo me estaba acercando para intentar decirle del peligro que corría estando a tan gran altura, pero, justo cuando mi boca se abría con el objetivo de transformar el aire inhalado en ondas sonoras, pude observar con horror como la rama con la que se aferraba fuertemente con las dos manos para encontrar apoyo con los pies se rompía en una especie de grito natural, excento de tinte humano.

La caída fue muy rápida, no pude ni dar un paso cuando él ya se encontraba en el suelo, donde la gravedad lo había llamado. Me acerque para poder cerciorarme de su estado, no necesitaba ser un médico para saber que se había roto el cuello y ambas piernas por la posición en la que descansaban, le medí el pulso con la tonta idea de que estaría ahí, indicando que de alguna manera se podía resolver la situación, pero no encontré nada. Ni un atisbo de vida dentro de las pupilas ahora apagadas para siempre.

No tuve las agallas para decirle a la chica que su único amigo en el mundo había muerto. Así que, a lo que me dediqué fue a llevarle la jaula con los petirrojos, los cuales cantaron una marcha funebre en el honor de su capturador y su futura dueña. Hasta la fecha, creo que ella nunca supo que su padre había muerto, no se si alguien le diria despues, pero yo la dejé con la idea de que se había ido de viaje, a un sitio bastante distante.

La niña se enamoró perdidamente de las aves y sus hermosos trinos. Todos los días los ponía en la puerta para que cantaran. Con el tiempo hechizaron también a sus vecinos, los cuales enternecidos con la situación le brindaban lo que ella ocupaba. La vida se desarrollaba de esa manera, los pajaros en su pequeño calabozo, la pequeña proporcionandoles alimento y agua, se daban platicas en un lenguaje que ninguna de los especies entendía mas sin embargo transmitía emociones. Noches de añoranza y Días de alegría. Sin siquiera notarlo, los petirrojos se convirtieron en su familia.

Pero justo como el amor no puede ser aprisionado, los pajaros fueron enfermando por la falta de libertad, comían poco, bebían lo justo para manterse respirando. Sus melodías dejaron de ser hermosas para ahora asemejar a quejidos de algún felino. La niña lo sabía, tenía la conciencia de la genesis de su mal, pero lo que la detenía a abrir la puerta y dejarlos salir era el miedo enorme de que una vez fuera no volvieran, que la consideraran mala por haberlos tenido tanto tiempo encerrados, que se alejaran de su lado para buscar la felicidad en otro lugar. Por eso los días transcurrían sin cambio más que el producido por el decrecimiento de energías de los dos animalitos.


Una noche, mientras les cambiaba el agua, que en lo personal no se para que si no habían ingerido mucho de todas maneras, observó como ambos petirrojos se acercaban a su mano que yacía dentro de la bella prisión. Lo primero que pensó era que iban a morderla en venganza por el dolor que les estaba causando, era justo, después de todo, ¿quien era ella para quitarles aquello que más los alegraba?, cerro los ojos fuertemente para recibir el castigo. Pero, en cambio, las aves solo inclinaron la cabeza hacía su palma en un gesto de afecto. En ese instante ella lo comprendió, o al menos creyó haberlo hecho. Rápidamente tomó la jaula y salió de la casa sin siquiera cerrar la puerta.

Corrió tan velozmente como sus piernas se lo permiteron, terminó cerca de un lago que reflejaba el brillo de la luna menguante, los grillos le dieron la bienvenida mientras el viento acariciaba su rostro para darle ánimos.

Sin pensarlo abrió el compartimiento y gentilmente colocó a los dos seres que más amaba en el mundo en el cesped. Éstos, sorprendidos por el lugar donde se encontraban no sabían que hacer ni como comportarse, intentaron entrar de nuevo a la jaula para refugiarse pero ella se los impidió. Negó dos veces con la cabeza mientras su dedo indice señalaba al cielo nocturno. Sonrió, igual que su madre hacía poco más de tres años, murmuró una serie de oraciones de las cuales capte dos o tres, de manera que si te las digo no tendrían coherencia. Pero, las últimas palabras si que las pude distinguir, ya que casi pareció gritarlas...

"Ahora sois libres"

Los pajaros lentamente alzaron el vuelo, no sin antes dar unas cuantas vueltas alrededor de la chica. Por fuera la sonrisa se mantenía pero la congoja que sentía podía leerse en sus ojos, los cuales parecían brillar en un tono azulado. Mientras los petirrojos se marchaban ella no paraba de alzar la mano a modo de despedida, de su boca provenían intentos de comunicación en su idioma, silbidos que no tenían orden ni significado pero que parecían quedar perfectos para la ocasión.

Desde entonces, la pequeña, que ahora ya ha de ser toda una joven. Mantiene abierta su puerta, por si alguna vez atisba a observar algun resplandor rojo entre los árboles. Si me preguntas si ellos regresaran, mi única respuesta es un simple meneo de cabeza, deje de verla cuando tuve que marcharme para venir a esta ciudad. Tal vez ya hayan vuelto y ahora vivan los tres juntos sin la necesidad de la jaula para la permanencia. O quizás aún este esperando, sentada en el patio, a unos seres que no volverán, que incluso podrían haber desaparecido para siempre...

Pero sabes, lo interesante de las historias es que tu le puedes crear tu propio final. Uno con el que te sientas satisfecho. No tiene por que ser completamente feliz, tampoco triste. Puedes combinarlo como tu desees. De la manera que se te ocurra.

Aunque, si lo piensas bien, también esto se podría aplicar a la vida real ¿No lo crees? Al menos cierta parte.

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Wah!!!! Si has leido hasta aqui....dejame darte las gracias. Me parece que me excedí en la longitud, pero es que quería poner cada vez más cosas....

xD y pensar que esto iba a ser un post depresivo o al menos kingesco...

¿que demonios paso?

1 comentarios:

Blogger スイーちゃん ha dicho...

Yo creo k laz avez bienen a verla cada primavera le cuentan zuz aventuraz y dzventuraz, le dicnen k en cada una d ellaz, la chica eztuvo prezente...dzpuez al terminar la primavera enprenden el vuelo para traer maz hiztoriaz maz y maz .... el adioz no ez el fin d algo zi no el comienzo.... Fin ^^ hermoza hiztoria Koko como ziempre t felizito...

4 de mayo de 2008, 21:03  

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