lunes, 16 de mayo de 2011


Hablemos de Pianos


No esperes que el Piano te proporcione un estado de alegría. No busques ni ansíes al aparato musical como paliativo ante el dolor. No lo es... Al menos no en todas las ocasiones. No le exijas felicidad o entonces te decepcionarás por que su melodía no podrá sanar la totalidad de tus heridas (Puede que por el contrario llegue a formar nuevas)

¿Por qué únicamente acudir a él en momentos tristes? ¿Por qué solamente notar sus fallas o sus virtudes cuando pulsas melancolía?
Sabes... El piano...
El piano sigue ahí día tras día, situado en el mismo sitio, aguardando esas manos cálidas -o frías, o temblorosas, igualmente las recibe-. No creo que algo en su interior espere a por ese músico que le proporcione alegría, ni le disminuya el dolor aumentando por ello su felicidad. No...

El piano vive... por esos pequeños momentos de luz que uno le brinda. (¿No somos parecidos?)

Las notas musicales así como las palabras... Nos llegan a dañar por que esa es su naturaleza. Pero eso no les quita lo hermoso, sino que lo revitaliza, nos hace mas fuertes....

Seguimos adelante.
Que la sangre fluya por nuestras venas y marque el asfalto, dejemos que funja como gotas/migajas de pan...de esa forma tu y yo nos encontraremos más rápido por el camino.

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