miércoles, 27 de abril de 2011


In Loco Parentis


Dame unos segundos, permiteme algo de tiempo para escribirte algo. Nada, no hay nada; sólo la añoranza de bipartirme. Este deseo de poseerte es tan intenso que estoy al borde de suicidarme con el propósito de que mi espíritu traspase la barrera de las ropas e invada tu piel. Basta, no puedo, mis manos tiemblan mientras el corazón intenta retener el orgasmo espiritual. La respuesta es que he enloquecido por fin, me he entregado al frenesí que representa la imagen idealizada de unas caderas anónimas. Cierra las piernas, bloqueame el acceso. Déjame morir.

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