sábado, 22 de diciembre de 2012


Banana



Tengo que escribir ahora, justo ahora. Antes de que la memoria se marchite y se transforme en otra cosa.

Por algún motivo, suelo mantener a alguien en mente mientras escribo, como si de una carta se tratase; me da la impresión que así el texto se vuelve íntimo. Algo parecido a una charla, con la diferencia de que nunca se obtiene una respuesta, por mucho que se ansíe.

He leído uno de sus cuentos otra vez. Me ha hecho sentirme como si estuviera en un pozo, con la oscuridad a mi alrededor y las estrellas arriba, inalcanzables; las palabras que expulso en un intento porque logren salir fuera del claustro regresan a mí en picada, rotas, bellas pero inútiles.

Supongo que es de nuevo mi pavor habitual, ese que llevo enroscado en el cuello desde hace algunos días. Curioso que la respuesta que tanto quería viniese en forma de cuento, curioso también que lo leyera justo ahora, en este momento.

"En este mundo, debido a las circunstancias en que coincidí con esas personas, las cosas no funcionaron bien entre ellas y yo."
"Sin embargo, estoy convencida de que, en alguna bella ribera de un mundo distante y muy, pero que muy profundo, todos intercambiamos sonrisas, nos tratamos con cariño y vivimos buenos momentos juntos"
"Sé que todo estará bien. Viviremos para siempre dentro del sueño. Con la misma veracidad, ciertamente, que mi vida real."

Se que todo estará bien.
O al menos, haré todo lo que esté en mis manos porque así sea.

1 comentarios:

Blogger prox.sea ha dicho...

Lo que une o separa a las personas no es la distancia, sino el corazón.

24 de diciembre de 2012, 14:12  

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