martes, 28 de febrero de 2012


Amarillo




Amanece y todo esta bien. Sales a la calle con los últimos rastros del sueño donde devorabas al sol aún pegados en los párpados. Sientes extraña la boca, pesada. Te distraes al observar el color amarillento en las uñas de la chica que pasa a tu lado. Recuerdas otra vez al sol, y entonces lo miras directamente, intentando así alejarte del sueño. En la parada del camión un anciano te sonríe y entre la sonrisa nicotínica se reflejan pedazos de algo muy parecido al sol. El cielo se nubla. Te aterras. La boca te sigue pesando. Los ojos brillantes de un perro callejero te regresan la certeza de lo que ha pasado, de lo que ya pasó. El cielo se oscurece. Las personas han encendido linternas que más parecen cíclopes vigías, todos buscando un culpable. Corres a casa. Tropiezas con ropa sucia en el suelo, las manchas claras parecen burlarse cuando llegas al espejo. Abres la boca. El sol -lo que queda de él- se desprende de tus dientes hasta caer al lavamanos, sin vida. Rastros amarillos salpican el baño entero. Suenan las sirenas. Te han atrapado.

Entonces despiertas.

1 comentarios:

Blogger Kouji ha dicho...

O_O

2 de marzo de 2012, 21:41  

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