Las princesas existen...

Observo su vestido sobre el sofá.
Admiro su silueta desnuda tras la cortina.
Ella ríe.
Se desliza de puntillas por la estancia.
En la mano derecha sostiene un cuchillo, una parte de un espejo roto, el corazón de alguien más.
La princesa me da miedo.
Un pavor atroz.
Me quiero ir... Irme corriendo...Lejos de ella...
Mirarle a los ojos ha sido un error.
Ya jamás abandonará mi interior, estoy perdido.
Me ha seducido...Me ha sofocado...
Me ha arrebatado ese sueño del que ahora sostengo solo su rastro.
La princesa me ha visto. Sabe que estoy aquí.
Voy a morir.
Sea entre sus piernas o por sus manos.
...Este yo que soy no tarda en morir.

Sé que estás aquí. Sé que tú también le observas.
Ambos estamos atrapados entre los cabellos de esa princesa.

Tú, completamente aferrado a ella.
Yo, completamente aferrado a ti.

Las princesas existen... Y son carnívoras.