sábado, 1 de agosto de 2009


Extasis


Frase:

Te quiero por quien eres, no por lo que harás o en quien te convertirás.

Leyendo:
Neuromante (Gibson) -Terminado-
Caballos Desbocados (Yukio Mishima)

"No hay lugar como el hogar" Murmura el hombre del traje oscuro mientras con movimientos torpes se desviste dejando sus ropas sobre una silla de madera, esta se limita a producir un ligero crujido por la nueva presión adquirida. En lugar de colocarse la pijama decide caminar hacia la habitación del fondo, la especial. La del espejo gigantesco en el techo a manera de hotel barato. El espejo que no es espejo, sino otra cosa, que le recibe no con su propia imagen sino con la de alguna mujer atractiva, algunas veces atada otras cuantas envuelta en sabanas sumamente delgadas, dejando entrever lo importante. El espejo que no es espejo, sino otra cosa.
Si lo pensaba, esta nueva especie de alucinación (¿que otra cosa podria ser?) era mucho mejor que el acto austero de la masturbación. La mano a veces no era suficiente, las revistas siempre resultaban insipidas dejandole un regusto amargo que le hacia incluso vomitar. La imaginación es rescatable pero nunca podia llegar al punto en que en realidad pudiera sentirlo...Hasta que se cambió de residencia y encontró el espejo. Cuando comenzaron los delirios.
Esta vez se trataba de una rubia que no pasaba de la veintena, sus labios rojos brillaban atraves del cristal haciendo contraste con sus piernas blancas como la cera. Al hombre le extrañó que no estuviera del todo sedada como las pasadas "entregas", dociles como muñecas a las que no podria poseer en el mundo real por mucho que quisiera. Esta femina era distinta, parecia desearle con todo su ser. Sus pupilas refulgian como relampagos azulados. Sus uñas eran extramadamente largas, sobrepasando los cinco centimetros. Con ellas le hacia señas, acariciando los edredones de forma obsena. No pudo más que obedecer, entró a la habitación para ponerse comodo, acostado mirando hacia arriba. Donde la mujer del espejo y el hombre del espejo (que resultó obviamente ser el mismo) comenzaron a bailar.
En un principio solo era un espectador, dando la impresion de encontrarse en un cine porno de la nueva era. Conforme pasaba el tiempo las sensaciones llegaron a él, primero pareciendo calambres para despues mutar en caricias tangibles. Por fin, el mundo del espejo y el real se fusionaron. La mujer permaneció en el suyo pero si él estiraba la mano hacia sus caderas, invisibles para su propia dimension, podia llegar a percibirlas, oliendo incluso el perfume a lavanda entremezclado con musgo que ella desprendía.
No pudo notarlo, no habia manera, fue hasta que la mujer abrió la boca en el angulo exacto para que él pudiera verle por medio del espejo. Los colmillos. Largos y afilados se asomaban a medida que sacaba la lengua para juguetear en su torso, la cortina de cabello le cubrió el rostro permitiendole creer que solo fue un truco de la escasa luz y su mente cansada. No lo notó, hasta que el dolor se abrió paso entre las punzadas de placer. Fue hasta que la sangre huyó de sus brazos, como los animales cuando perciben el peligro.
Intentó gritar pero al hacerlo la rápida mano de la mujer le abrió la quijada de par en par, introduciendose en su garganta para salir repleta de una especie de goma palpitante. No hubo tiempo, los colmillos se incrustaron en el cuello antes de que él pudiera siquiera moverse. Con la mano libre seguía masturbandole,con tal desenfreno que incluso ella parecia disfrutarlo. El hombre murió pensando que en cuanto despertase de la pesadilla no volvería a inyectarse coca, nunca nunca más.
La mujer se levanta lentamente, dejando que sus pies le guíen hacia el baño de donde mana un chorro de agua helada proveniente de la regadera. Su mente se encuentra en blanco. Permanece bajo el embrujo del agua dejando que la temperatura de su cuerpo vuelva a la normalidad. Hoy dormirá en la sala, vislumbrarse entrando una vez mas en la habitación del espejo le causa nauseas. Siempre es así, la sensación en sus palmas, la humedad en su piernas, todo parece real...Como si el espejo en verdad fuera una especie de puerta. Pero no podía ser...solo se trataba de alucinaciones por la droga.
"El hombre esta ocasión se veía demasiado palpable".
Droga...Nada más que un buen polvo a traves de las fosas..
"La sangre, su cara, los ojos pidiendo clemencia."
Droga aunado al espejo adherido al techo de su habitación mezclado con las fantasias en su cabeza.
...Necesita tirarse en un rincon, Eso y no volver a inyectarse coca en un buen tiempo.

1 comentarios:

Blogger Kouji ha dicho...

Kokorin! te ha quedado mono XD me gusta cuando lo muerde y lo masturba, lastima que todo era por la coca ._.!! pero me ha gustado bastante

3 de agosto de 2009, 12:11  

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