Ema
La vida es una perra, una perra que se arroja desde la ventana de un auto que transita a 80 km por hora. Una perra que no muere en el golpe, sino que brota ilesa echándose a correr lejos mientras uno le grita hasta reventarse las cuerdas vocales. Una perra a la que observas alejarse sin miramiento al tiempo en que se transforma en una sombra más en la oscuridad. Y tú sigues gritando, berreando su nombre aunque sabes que es inútil, que ya es muy tarde. Gritas horas, pero la vida no responde.
...No responde.
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