You just can't kill the beast
Abre las piernas sin levantarse la falda, esperando a por mi rostro.
Obediente, me arrodillo de lleno, rompiéndome las rodillas.
Miro, sin realmente ver, todo ese hueco que se abre y cierra, como boca sin lengua...
Con la vaga esperanza de una comunicación, le he terminado obsequiando la mía.
Al principio no dice nada, pero, después, ya nada puede callar a la cavidad parlante.
La ausencia de dientes es notoria, las palabras brotan deformes, húmedas; semejan fetos abortados.
Recibo sus intentos, se estrellan en mi rostro quedándose como pegatinas infantiles.
Y así, con la cara apestando a mar o a cuentos marítimos...
Perezco para siempre sin derecho a renacer.
En cuanto a ella, pues, ella...
Ella no soy yo.
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