sábado, 6 de agosto de 2011


Las princesas también devoran mariposas




En un cuarto aislado, la chica cuatro ojos reía por su cuenta.

Junto a su persona, mi cuerpo se limitaba a petrificarse creyéndose tangible.

Le observé mucho rato, como quién tontamente confía enclaustrar con la mera mirada.

Ella, ajena a mi burdo intento posesivo, acariacaba una y otra vez unos muslos delgaduchos, blancos, casi muertos.

...Tu alma gemela seguía carcajéandose. Palabras de afecto brotaban de sus labios sonrientes.Tu clase de mujer no supo mi nombre; al despedirme Tu fémina ideal me dejo ir sin otro ritual que un vago alzamiento de falanges.
Lo terrible no es la probabilidad de que jamás le conozcas; sino el hecho de que yo sí lo hice.
Yo sí que lo hice.

0 comentarios:

Publicar un comentario

Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]

<< Inicio