miércoles, 27 de enero de 2010


Otoño


Sin siquiera preguntar por el motivo de mi tristeza, comenzaste a llorar conmigo.
-¿Por qué? -Te dije algo confusa mientras te limitabas a permanecer junto a mi -¿Por qué?
La respuesta no vino.
En su lugar, un listón azul cubrió mis muñecas destrozadas.

0 comentarios:

Publicar un comentario

Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]

<< Inicio