domingo, 17 de noviembre de 2013


Y después del pecado...vino la sangre.


Tengo unas ganas tremendas de romper mi vestido.
Desgarrar cada hebra, hacerlas sangrar poliéster.
Abrirlo en canal, desbaratar los tirantes.
Y ahí, mientras la prenda agoniza...
Bailar desnuda sobre él.

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