domingo, 14 de julio de 2013


Flechazo Onírico



La misma habitación.
La misma almohada.
La misma oscuridad.
El mismo Tic Tac.
La misma noche para los dos.
Pero tú y yo tuvimos sueños distintos.

¿Cómo es posible que la compañia diurna desemboque inevitablemente en este divorcio, esa soledad inadmisible del soñante?
Espero el milagro.
Qué el sueño que me cuentes sea aquél que yo también he soñado.
Pero cada vez espero menos.

Pierdo la fe.
Y sé que sin fe no sucederá.
Sé que sin la fe no ocurre lo que debería ocurrir...

Y con fe casi siempre tampoco.

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