miércoles, 17 de agosto de 2011


Transmisión Sublimada de un Deseo Pseudo-Revolucionario





Escribo con las tripas ardorosas, hartas de esta incesante mala digestión. La boca se ha quedado paralizada en un rictus de muñeca erótica, permitiendo así el paso no sólo de fluidos humanoides sino también de basura reformista, píldoras doradas y dulces ideológicos provoca caries.
Algo me dice que vamos a terminar con los estómagos hechos batidillo, sustituidos por otros de menor calidad con etiqueta política (según preferencia de partido) incluida. Y si es que no hemos muerto entre tanta sustitución psique-orgánica, divagaremos cual zombies devora idioteces en busca de la nueva mercancia a la cual donar lo que nos quede de alma -o lo que entendemos por una-.
¡Uníos! Maldición, permitid que la bacanal fluya de sus cuerpos hasta que la mente quede libre de ataduras materiales. Tal vez en el punto en que estemos enredados con muslos, manos y torsos ajenos a los nuestros caigamos en la cuenta de que siempre hubo alguien más en la habitación...

Sostén el orgasmo, reventemos al mismo tiempo. Todos a una.

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