viernes, 10 de abril de 2009


Restless Dreams



Frase: No me busques más, ya no vivo ahi, llevo dos años perdido en silent hill...

Leyendo: Hablando Sola (Daniela Rivera Zacarías)

Por favor....Ven a por mi.
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La mujer de las botas negras sigue corriendo, su respiración entrecortada rebota en las calles desiertas regresando a sus oídos en forma de gruñidos bestiales. La niebla le transmite por la fuerza los recuerdos brumosos de un pasado inalcanzable aunados a los de un futuro que se asfixia a cada paso dado hacia adelante, hacia el centro de la ciudad.

Su cabello es el único rastro que la sigue de cerca, una estela cobriza difuminada por el viento. Más allá se distinguen figuras negruzcas, carbonizadas e inmoviles, limitandose a observar como el ratón acude a la trampa, no atraído por el queso sino por algo más idiota como la vaga promesa de una salida. Sus lenguas sedientas se asoman por hendiduras ubicadas en la mitad de lo que debería ser su rostro provocando un leve siseo. Audible para nadie más que ellos mismos.

Hojas de periodico vuelan alrededor, en una especie de advertencia muda que la mujer ignora. Sus piernas han comenzado a temblar por el esfuerzo, obligandole a detenerse. Ahí mismo vomita un liquido blanco. Ella solo mira con horror como pequeñas arañas son regurgitadas por la sustancia. Los bichos se le acercan en busca de calor materno que ella corresponde con gritos y manotazos. Ahora las arañas son fetos sanguinolentos, gimen extendiendo sus brazos rotos mientras de sus cuencas brotan alacranes.

Una sirena se escucha a lo lejos transformando la escena en una película muda. Alguien se acerca por una calle de la derecha sangrando profusamente por entre las piernas. Es una mujer identica a la de las botas negras, con la única diferencia de que su vientre se encuentra bastante hinchado. En ese momento las figuras ocultas salen a la luz rodeando a la mujer, quien solo puede pedir auxilio a los fantasmas que en tiempos pasados vivieron lo mismo. Antes de ser devorada pronuncia un nombre mientras toca suavemente su estomago.

La ciudad se encuentra vacía nuevamente. La sirena acalla una vez más marcando la señal para las sombras, quienes se funden con la niebla en un abrazo hambriento.

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